sábado, 10 de mayo de 2008

The big shave un Scorsese primigenio

The big shave 1967




Estamos hablando, aquí, de un cortometraje, un trabajo de aprendizaje, un trabajo también de cariz y perfil muy juvenil, tan impulsivo como, paradójicamente, profundamente experimental. Es el primer trabajo como realizador de Martin Scorsese que obtuvo una verdadera repercusión, eso sí, en ámbitos reducidos, siempre certámenes o festivales. Parte de su repercusión se debe, también, a las connotaciones políticas del cortometraje, hijo de su época: la convulsión social que la guerra de Vietnam provocó en los Estados Unidos se refleja tanto en Afeitado apurado como en muchísimas otras obras de esa época. En el cortometraje (cuarto trabajo de Scorsese después de otras piezas como Vesuvius VI, What’s a nice girl like you doing in a place like this? y It’s not just you, Murray!), el único personaje es un hombre joven que aparece en escena tras varios segundos dedicados, al detalle, a mostrarnos un cuarto de baño blanco, impoluto, insultantemente brillante. Tanto es así que, por unos instantes, el espectador puede dudar de si la imagen es en color o en blanco y negro. La entrada del personaje masculino rompe esa duda. El tono del cortometraje, hasta aquí, es también aséptico, incluso alegre, quizá, por el I can’t get started de Bunny Berigan que suena, sucio pero entrañable, en la banda sonora. A partir de aquí, el protagonista se limitará a cubrir su rostro con espuma para posteriormente afeitarse. Una vez termine, vuelve a empezar, provocándose primero pequeños cortes y, enseguida, una auténtica sangría. El contraste del fuerte color rojizo (voluntariamente artificial) de la sangre sobre el blanco general del lavabo y todo el cuarto de baño multiplica el efecto y objetivo de las imágenes.
Esta simple anécdota fue planificada por Scorsese como una metáfora del papel del ejército estadounidense en Vietnam. De hecho, temiendo que el mensaje pudiera ser demasiado críptico, el realizador neoyorquino pensó en cerrar el corto con imágenes de archivo de la propia guerra, pero finalmente prefirió eludir un recurso tan burdo, por evidente, y zanjar esa alusión al verdadero poso temático de la cinta con un rótulo que acompaña los créditos finales: Viet’67.
Afeitado apurado le reportó a Scorsese varios reconocimientos en distintos festivales, incluido el premio Age D’Or en el Festival Experimental de Knokke-le-Zoute, que entre otras cosas le supondría la obtención de diez latas de película. Éste y otros galardones, con sus correspondientes premios en metálico, le brindaron al director de Toro salvaje la oportunidad para dar el salto al largometraje: El resultado se titularía Who’s that knocking at my door?

(Extraido de cinedesiempre, de Luis Artola)

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