sábado, 20 de febrero de 2010

La grandeza del Sapo



Decía Walt Disney que en sus películas cada sonrisa debía estar conectada a una lágrima. “Tiana y el sapo” cumple ese cometido al completo. Estamos ante la película mas redonda de la factoría desde la genial “La Bella y la Bestia”, de la que pronto estrenaran su versión 3D.

Pese a la simpleza del relato, la película juega con un engranaje fílmico perfecto en el que cada acción tiene su justa reacción. Es una maquinaria de precisión que no puede dejar indiferente a ningún espectador, sea cual sea su edad.

El problema de las últimas producciones Disney radicaba en el nulo intento por aunar a papis y nenes en unos guiones anodinos donde nunca conseguían la mezcla perfecta. O se quedaban cortos y les nacía una imbecilidad del tamaño de “Little Chicken” y “Zafarrancho en el rancho” o se excedían con ”Wall-E” (que me gusta pero no me convence).

Historias paralelas como la de Evangeline o el caimán trompetista son pequeñas joyas poéticas en un musical trepidante a ritmo de jazz sureño. La idea de ambientar la historia en Nueva Orleans, incluso sus cementerios y sus rituales mágicos me parece una de las ideas más brillantes de la factoría. En ningún otro escenario hubiera funcionado esta historia.

El villano, el Dr. Facilier entra por meritos propios en la gran galería de supervillanos Disney. Además, aunque he sido paladín contrario a los doblajes españoles, la voz de Javier Gurruchaga y su estilo jazzman no hacen sino engrandecer el personaje. La partitura de Randy Newman es maravillosa, creando un estilo muy próximo al de “El libro de la Selva” pero muchísimo mas rica en matices.

Volvemos a la animación 2-D con la inocencia de un niño y durante hora y media no dejamos de esbozar una estupida media sonrisa. Tiana y el Sapo es un autohomenaje de Disney y la muestra de que para contar una gran historia no hacen falta los artificios del 3D. Los directores John Musker y Ron Clements han vuelto a dar con la clave. Grande, grandisima.


Calificación 8/10

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