miércoles, 10 de febrero de 2010

En Tierra Hostil

Bigelow nos plantea una propuesta no demasiado original: los soldados en la guerra de Irak y cómo les afecta el conflicto. Sin embargo su estética, su cuidada puesta en escena, su sólido guión y sus personajes suficientemente realistas, son elementos que sustentan por si solos la cinta y le elevan a cotas mayores que otras anteriores. Desde el primer minuto el espectador se olvida de que se encuentra en una sala de cine: el estilo, rozando el documental, nos sumerje inmediatamente en la vida de los soldados y en particular en el grupo de artificieros protagonistas y sus constantes operaciones al filo de la muerte. Bigelow sabe tratar muy bien al espectador en todo momento, calculando cada plano para que no se pueda evadir de la película, lo que nos mantiene continuamente anclados a la butaca.
A esto ayuda el guión, escrito por Mark Boal, cuya ópera prima también trataba la guerra de Irak: En el Valle de Elah. El trato de los personajes, perfectamente individualizados nos ayudan aún más a integrarnos dentro de la historia y a acompañarlos como si fuésemos uno más del grupo. El trío protagonista se compone del artificiero que se encarga de desactivar cualquier artefacto explosivo y los dos soldados cuyo cometido es salvaguardarle en cada una de sus operaciones. El primero, protagonista principal de la película, se nos muestra como el perfecto ejemplo de la premisa que nombraba al principio: un ser humano normal y corriente al que la guerra le cambió, un adicto a los conflictos armados que no puede vivir otra vida que no sea la de un soldado en combate, la de un hombre que se juega su existencia a cada instante. Es muy interesante cómo se produce la conexión entre el trío protagonista cuando el personaje principal entra a formar parte del grupo: él es tremendamente temerario, algo que no pueden entender sus dos compañeros. Además uno de ellos es el ejemplo contrario: debe acudir al psicólogo para refrenar su miedo a la muerte y para intentar controlar sus temores, para así no poner en peligro a sus compañeros durante una expedición.
Pero si ya es difícil conseguir una relación realista entre personajes tan distintos, el mayor mérito del guión es conseguirlo en una situación límite como es una guerra. Aquí los sentimientos de cualquier persona no son los mismos que si vivieran sus vidas de forma cotidiana: el conflicto, el miedo, la violencia, la falta de escrúpulos, la total desvalorzación que sienten por la vida humana son temas constantes a lo largo de todo el metraje y todo ello mostrado de la manera más realista posible.
El ritmo que impone Bigelow desde el principio es realmente frenético: muy pocos son los momentos donde el espectador puede pararse a reflexionar, como tampoco tienen tiempo de hacerlo los soldados durante la guerra. Sin embargo estas escenas, que en algunos casos tienen su razón de ser, en otras sólo consiguen ralentizar el discurso de la película, sumergiendo al espectador en un estado de sopor muy diferente al ritmo que predomina el resto del metraje.
En Tierra Hostil no es la primera película, ni mucho menos, que trata el tema de la Guerra de Irak. Sin embargo es de las pocas cuyo planteamiento se presenta prácticamente neutral: ejemplos como Jarhead (Sam Mendes, 2005) o Redacted (Brian de Palma, 2007) toman un posicionamiento bastante evidente después de un primer visionado. Sin embargo Bigelow quiere huir de eso: no la interesa lo más mínimo la guerra en sí, pudiendo haber ambientado la historia en cualquier otro conflicto armado anterior. En lo que se quiere centrar es en sus personajes, en los soldados que viven día a día esa situación y en cómo les afecta y a algunos les cambia radicalmente. Desde luego eso lo hace perfectamente.

2 comentarios:

Chano Aleman dijo...

Gracias por tú crítica amigo. Me has ahorrado acabar una crítica que tenía a medias hace varios días. Lo cierto es que la peli me da bastante pereza. Es como Le llaman Bodhi pero cambiando olas por bombas y neo existencialismo por desasosiego. Enmarco la película en el mismo grupusculo de Black Hawk. Perfectamente empaquetada pero con un tufillo de fondo que echa para atrás. Por cierto, no me pises la crítica de Tiana y el sapo. Me apetece mucho hablar de era maravilla. Un abrazo

Karulosu dijo...

Esa todavía no la he visto, así que toda tuya.
Un saludo.