Plácido Adiós a Un Genio

Hablar del glorioso cine español de los últimos 50 años es hablar de Rafael Azcona. Este nombre lustra centenares de las mejores películas de los últimos años. De su afilada y mordaz pluma se gestaron obras como el verdugo, Placido, Belle époque o La lengua de las Mariposas. Decía que “Escribo guiones porque me resulta más fácil que escribir novelas”. Según su propia explicación, empezó "a escribir cosas divertidas sobre cosas tristes". Eran tiempos de posguerra y de penuria.
Tremendamente discreto y tímido (como todos los grandes genios), durante años se creyó que Rafael Azcona era un seudónimo (otorgado muchas veces a Berlanga). La realidad es que Azcona era un poeta, una artista al que tan solo interesaba escribir, la farándula y la notoriedad le venían grandes y de ahí su nula presencia en los foros de actualidad. Falleció el lunes a los 81años de edad. En nuestra memoria colectiva quedan imágenes imborrables como las de Pepe Isbert empujando al novato Verdugo para que realizara su trabajo o al pobre Plácido recorriendo la nevada ciudad, un día de navidad para pagar una letra de su ciclomotor antes de ser embargado. Azcona siempre fue el poeta de los perdedores, la sal en un caldo sin verduras.